viernes, 17 de junio de 2016

Me pones...celosa...


 

 












Tengo dos amigas (por el momento ficticias). Son Nina y Edurne.
 
Nina tiene una relación poliamorosa bisexual, tiene dos parejas (una chica y un chico) desde hace 2 años. (Poliamorosos: personas que tienen diversas relaciones románticas simultáneas con pleno consentimiento de todas las partes implicadas).
 
Edurne tiene una relación swinger heterosexual desde hace 3 años. (Swingers: personas que sólo tienen una pareja romántica, pero que practican el sexo en grupo o el intercambio de pareja de manera desvinculada del amor. Así que practican la monogamia social, pero no la sexual).
Ayer estábamos las tres en una terraza del centro tomando café. Nina nos estaba comentando qué tal le fue el día anterior con Mar (su pareja femenina) y, con cara de no muchos amigos, nos confesó que la ve distante y que sospecha que está conociendo alguna otra persona.
 
Entonces... Yo que soy una mente devoradora de la ciencia más pragmática les pregunté a las dos: “No quiero desviarme de tu tema Nina, pero… ¿Cómo afrontáis los celos?”
Nina: “Para mí las relaciones son una gran oportunidad para experimentar una conexión profunda e íntima, una comprensión y amor incondicional. Pueden ser estimulantes, mágicas… Pero como también sabéis… Nos tocan “nuestra fibra sensible” ya que a veces (o muchas) nos enfrentamos a sensaciones demoníacas de antiguas heridas. No nos equivocamos: las relaciones requieren mucho trabajo. Así que para enfrentarme a los celos (en este caso hacia dos personas) intento identificar su origen y, a partir de ahí, trabajo con la emoción suscitada, ya sea de inseguridad, miedo al abandono, posesividad, etc.”
 
Edurne: “Personalmente tengo muchísima confianza con Hugo (su pareja). Me encanta esta relación porque me siento libre, transparente. Respecto los celos… Os contaré un secreto… Cuando siento esta especie de sensación que me agarra algo ahí dentro cuando, por ejemplo, vamos en algún club swinger… Luego más tarde, ya en casa, tengo unas ganas locas de comérmelo a él solito, quiero follármelo apasionadamente.”
 
 Mi conclusión:
Como veis son dos maneras distintas de vivenciar y afrontar los celos (pero cuidado: también son dos contextos diferentes, uno controlado, el otro no…). Para mí los celos No son una emoción negativa (como, en el caso de Edurne, que le provocan más tensión y deseo sexual). Lo que puede llegar a ser negativo es su expresión. Es como el enfado, la tristeza… Para nada son emociones negativas. Según cómo las manifiestes pueden ser buenas o no para ti o el otrx.
 
Curiosamente en una charla de Poliamor dijeron que los celos eran una conducta aprendida socialmente. Para mí No y para los científicos tampoco. Es una conducta con base biológica con factores cognitivos, sociales y culturales (eso sí). Se ha demostrado su componente genético en estudios con primates en su conducta reproductiva, la rivalidad entre hermanos, con bebés. El estudio del bebé me hizo gracia. Se comprobó que los bebés de sólo seis meses de edad, que no tenían hermanos, mostraban expresiones más negativas (como fruncir el ceño) cuando su madre jugaba con un muñeco con aspecto de niño, que cuando lo hacía con un juguete sin rasgos humanos. Pero… Las controversias de este último estudio eran si realmente era una prueba de la celotipia o bien manifestaban simplemente un tipo de ansiedad inespecífico.
 
Mi último apunte: ¡Muchos (y me incluyo) no soportaríamos estar con alguien que no sintiera absolutamente nada de celosía hacia nosotros…! (Con su expresión sana siempre, ya me entendéis).
 
aMy

lunes, 6 de junio de 2016

¡Pa'que repitan contigo…!

 
La mayoría de la gente cree que después de una noche loca la otra persona repetirá con ella si: 1- si está muy buenx y/o 2- si le ha dado una noche increíblemente apasionada con un/os orgasmo/s de infarto. ERROR de los errores.
 
Claro que puede influir, evidentemente, pero estos factores No son determinantes. Los que expondré a continuación tampoco son determinantes, pero Psicológicamente tienen un poder de influencia mucho mayor. Éstos son:
 
1-      Concretamente para seducir (no sólo para gustar) tendremos que centrarnos en el TÚ en vez del yo. Es muy importante hacer vibrar al otr@ con la emoción, más que meramente con el cuerpo físico. Un ejemplo muy fácil:
 
      - Hay chic@s que para cautivar dirán: “Tengo tal coche, tengo tales músculos, tengo tal belleza, etc…). Cuando la otra persona lo que quiere escuchar o el mensaje entre líneas que le atrae es: “Si estoy con él/ella seré rico/a o si estoy con él/ella me sentiré espléndido porque me sentiré admirad@”. Siempre todo aquello que nos gusta más es porque nos ha hecho SENTIR.
 
De manera que para seducir diréis: “Me encantan tus muslos, pechos (más que no: “Tengo tal torso”). El TÚ es la clave para que el otr@ se sienta bien consigo mismo. Así que si conseguís que la otra persona se sienta como un rey o una reina y sabéis transmitir que es buen amante (olvidándoos un poco de vosotros mismos) os garantizo al menos una segunda oportunidad para querer conoceros.
 
2-      ¿Cómo conseguir que el otr@ se sienta buen amante?  Una muy buena opción es a través de la comunicación sexual positiva. La comunicación sexual no se debe entender como un simple ejercicio de sinceridad. Es más que esto. Para que ésta tenga cierta calidad (entonces indefectiblemente con buenas dosis de disposición y espíritu constructivo) se deben incorporar estrategias asertivas (= estrategias reafirmantes positivas). Por ejemplo:
 
Lenguaje negativo: “No me muerdas tan fuerte” / “No te muevas tanto”.
Lenguaje asertivo: “Muérdame más suave” / “Muévete más lentamente”.
 
La cuestión es minimizar la verbalización del No (= evitar censurar) e incentivar y dar pistas de aquello que queremos.
 
Otra habilidad comunicativa es el lenguaje no verbal: hacer suspiros, agarrar, arañar o cualquier otra manifestación no verbal cuando se estimula la zona adecuada con la precisión eficaz para nosotros.
 
El día que olvidemos nuestro Yo para ser un canal sine qua non para que el otro sea enteramente él… Aquél día habremos ganado la batalla de perder alguna parte de nosotros para dejar paso al acercamiento emocional del otrx. Ahí lo tendrás.
 
 
Amy E
 
 
(PD. Foto del actor Dean Van Damme y Poppy Cox)
 

viernes, 27 de mayo de 2016

Orgasmeando...



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿Qué bonito suena este verbo verdad? La Real Academia Española debería darle vida propia… ¡Qué menos…! Es genial.
Hoy hablaré un poco acerca del orgasmo femenino (otro día hablaré del masculino). Pero primeramente quiero hacer hincapié en el concepto de satisfacción sexual.
 
La satisfacción sexual no se define en tener un orgasmo (o más de uno) ni en parámetros como la duración, etc., sino que es una apreciación global positiva de la relación sexual (ya sea ésta de unos días o de larga duración) resultado de múltiples aspectos.
Aclarado esto… Me pongo manos a la obra en el orgasmo femenino. De hecho, la segunda disfunción sexual más frecuente en la mujer es la anorgasmia (la incapacidad para llegar al orgasmo). La primera es el deseo hipoactivo. En el hombre es la disfunción eréctil y en segundo lugar la eyaculación precoz.
 
1-      Para estimular a tu pareja femenina… Tócale todo, sí todo... Menos la zona genital. Todo su cuerpo es un gran receptor de estímulos. Son muy sensitivas al oído, al olfato, al tacto, etc. Considero que no es difícil seguir esta regla. La zona genital si no tiene un mínimo de excitación y lubricación no gusta Nada que se ponga la directa allí. Otra cuestión es que ella haya fantaseado antes y ya esté más preparada, pero esta Regla (para mí de oro) es fundamental.
Después de acariciar el monte de Venus, los labios mayores, menores… vamos al protagonista del Clítoris. Su única función es la de proporcionar placer sexual. Fabuloso eh.
 
2-      La vagina. Independientemente del dilema: orgasmo clitoriano versus orgasmo vaginal. La cuestión es que las mujeres cuando se masturban o en terapia sexual cuando se explica el entrenamiento masturbatorio en la anorgasmia siempre se enfatiza la estimulación del clítoris. La estimulación de la vagina es un plus. Las paredes vaginales por si no lo sabíais no tienen muchas terminaciones nerviosas. Por ejemplo, una pregunta para las mujeres: ¿Cuándo lleváis un tampón notáis cuando está lleno y por lo tanto cuándo toca cambiarlo? ¿Notáis su textura? Si es fino, rugoso… ¿Verdad que no? Es un nivel de sensibilidad diferente. Vale sí… Hay el Punto G, pero a la vez el punto G cuando se presiona también se está estimulando el clítoris por su parte interna.
 
Por eso, cuando una mujer quiere llegar al clímax con la penetración de su pareja se le recomienda la maniobra del puente o apuntalamiento: estimularse el clítoris durante el coito. Crear un “puente” entre su estimulación y los intensos movimientos de empuje de su pareja y así “orgasmear”.
 
No quiero restar importancia a la penetración. Las sensaciones vaginales evidentemente expanden el orgasmo (es como la penetración anal, que también potencia la respuesta orgásmica). Y aparte de esto está clarísimo que la sensación vaginal cumple una misión esencial desde la perspectiva del placer ya que, a nivel psicológico, la sensación de mezcla y fusión con el otro cuerpo genera afectivamente una suma de sensaciones más que exquisitas.
 
Ahora a disfrutar jiji
 
Amy E

sábado, 14 de mayo de 2016

Me gustas tú



¡En este tercer post me he animado a expresar un poco más de mi…!
 ¿Por qué nos atrae aquella situación en particular o aquella persona o el morbo de estar con un desconocido o alguien del mismo género sin sentir tiempo atrás aquella curiosidad?
Porque el sexo es, en gran medida, una Respuesta Aprendida ¿Qué significa esto? Significa que, como en muchos otros aspectos de la vida, a menudo Sentimos lo que Esperamos Sentir.
Concretamente en el campo sexual cuando hacéis el amor con vuestra pareja u os estimuláis, tus sentidos corporales envían la información recibida a vuestro cerebro, pero a la vez éste está dando a vuestro cuerpo un feedback sobre lo que deberíais sentir (a causa de todas las experiencias anteriores). De manera que pensamiento y acción se van retroalimentando para cubrir vuestras necesidades y expectativas.
Pero… ¿Las sabéis identificar y, por tanto, cubrir…?
En mi caso particular… Como la mayoría sabéis… He nacido con la capacidad de amar por igual un hombre o una mujer.
1-      Un hombre no me da lo mismo que una mujer y viceversa. Respecto a la atracción física me encantan los dos. Un hombre con su cuerpo robusto, sus brazos fornidos, su fuerza… excelente tentación. Una mujer con su piel tan fina, sus labios tiernos, sus curvas que me dejan impávida… Imposible no querer hacerle el amor… Verla encima mío, contemplar sus senos (da igual forma, tamaño…), acariciarle un poco más abajo de la mitad de la espalda (donde el hombre/mujer pone sus manos para rodearla), etc. Esta parte por si no lo sabíais es altamente sensible.
 
2-      Otra particularidad mía es que… me arriesgo a decir que una de las cosas que más disfruto en el sexo es el “pre y el post” del coito. El “pre” porque es todo el juego de excitación previa, el experimentar sensaciones escalofriantes al sentir el roce con la piel del otr@, el besar incansablemente y apasionadamente (a veces me quedaría aquí unas cuantas horas…).
Sobre el “post”… Shht un secreto… Cuando una mujer termina de hacer el coito no tiene porqué sentirse agotada (aquí hay una diferencia fisiológica respecto al hombre). El hombre después del orgasmo libera la tensión sexual y entra en un periodo llamado refractario (intervalo temporal desde el orgasmo hasta que vuelve a sentir excitación) y entonces éste le induce a necesitar descanso. En el caso de la mujer no hay este periodo de manera que, aunque haya quedado satisfecha, no es nada extraño que quiera alargar las caricias y el afecto. En mi caso… es cuando incluso disfruto más de las caricias (más que en los momentos “pre-coitales”) porque todas las fibras nerviosas de mi piel están hipersensibles, los sentidos los tengo agudizados... Pero esto no se traduce en una nueva demanda (querer volver a hacer el amor o practicar sexo oral, etc.) sino simplemente que jugaría más toda la noche…
 
¡Bien, hasta aquí por hoy…! Como futura sexóloga clínica pienso que es primordial saber identificar qué nos gusta y qué no, las diferencias entre hombre/mujer, las peculiaridades de cada tipo de relación, etc.
 
Amy E

sábado, 7 de mayo de 2016

Cuando tu pareja te dice que No a…











...a tener un encuentro sexual en este momento, en esta noche.


Una premisa sexual y que demuestra la madurez personal es: “haz lo que quieras, pero siempre desde el deseo previo”.

 Cuando mantenemos relaciones sexuales por consideración, por el deseo de complacer o amor malentendido, por miedo a perder la pareja, porque consideramos que necesita “el favor”, etc… estamos cayendo en una trampa no poco peligrosa…

1-      No estamos siendo honestos con nosotros mismos… Cada vez que tomamos este tipo de decisión (y no necesariamente en el ámbito sexual sino en cualesquiera de los contextos) estamos creando una muralla a nuestras propias necesidades, pensamientos… Entonces si hemos creado esta "pequeña o grande muralla" (según las veces que la hayamos ido fundando) cada vez más nos costará derribarla. Es como hacer un paso para atrás y luego nos costará más volver al “estado inicial”. Tendremos que hacer uso de las buenas habilidades de comunicación (asertivas, etc.).

2-      Con suerte podremos salvar alguna parte de la cualidad de la relación, pero… ¿Y nuestro deseo? Nuestro deseo se verá perjudicado porque el deseo se alimenta del deseo, no se alimenta “de los No pero que el final son Sí”. Asociar el sexo con el deber en vez de relacionarlo con el placer puede llevarnos a inhibirlo, a encerrarlo allí en una cajita guardado. Lo mismo me refiero a las diferentes prácticas sexuales. Incluso anecdóticamente sucede que un miembro de la pareja hace tal práctica porque cree que al otro le gusta, pero resulta que el otro en el fondo no le gusta… sino que lo aceptaba porque creía que él se lo pasaba bien y que lo deseaba. (¡Hace gracia sí...! Pero pasa).

3-      Para mí lo que da valor y credibilidad al Sí es que de vez en cuando exista el No. Porque el único indicio para que un comportamiento sea voluntario estriba en el hecho que podamos decir No en situaciones similares en las cuales en otro momento hemos dicho Sí.


Mi último apunte es que si queréis ser considerados, tener un detalle con la pareja no lo hagáis en clave sexual (si no os entusiasma la idea claro sino sí), sino afectiva. En el amor las atenciones son importantes y siempre benefician el sexo, pero no tengáis atenciones sexuales si realmente no las deseáis porque éstas nunca beneficiaran el amor. (Aquí ampliaré el tema en otro post acerca de las relaciones abiertas).

Y en el caso de un lío de meses o de unas noches lo mismo… tenéis la opción de “fabricar un falso castillo” y que se derrumbe a la mínima que uno de los dos abra la caja de pandora… es decir, que uno de ellos destape lo acallado… o construir una historia más cercana a vuestra satisfacción personal (¡aunque sea por vuestra libido, por vuestro deseo…!).
No hay nada más poderoso que las ganas de comerte al otr@ siendo tú mismo emocional y sexualmente.

 
Amy E

 

sábado, 30 de abril de 2016

Somos princesas sexuales


 
 
 
 
 
 
 
Ahí va mi primera entrada del blog... Espero que os guste ;)

¿Sabíais que nuestra sexualidad surge de nuestra historia sexual personal? Nuestro ser sexual está conformado por las situaciones y experiencias que nos parecían sexys mientras crecíamos. Aparte, evidentemente, de las actitudes vividas siendo niños/as por parte de la familia, sus modelos de relación sensual y sexual, las actitudes culturales, sociales, etc.

Mi propósito en esta primera entrada es sólo darnos cuenta quién somos sexualmente hablando, por qué nos gusta lo que nos gusta y qué nueva transformación deseamos para nuestra identidad sexual (la mejor manera para renovarnos un poquito si estuviéramos estancados, tanto en una relación sexual solitaria como en pareja).

 Una pregunta… Si ahora pudierais diseñar una situación erótica perfecta… ¿Cuál sería?

No limitéis vuestra imaginación. Vuestra vida de fantasía no tiene por qué tener relación alguna con vuestra vida actual (o sí).
Podemos encontrar las fantasías anticipatorias: el afrodisíaco mental más común, son los rituales imaginarios durante el tiempo de espera para encontraros con vuestra pareja, lío y éste actúa como excitante que os predispone a la acción sexual (te prepara física y mentalmente vaya).
Como también hay las fantasías exploratorias (entre otras): aquellas que en el caso de tener pareja no sabemos si serían aceptadas por ésta por su progresión o transgresión de las prácticas habituales. Pero en la imaginación somos libres y fantasear es una magnífica herramienta para aumentar el deseo y así disfrutar más de la relación sexual propia o compartida.

Por último… Para mí conocerse en este terreno también significa aceptarse de la misma manera que para desarrollar una habilidad física o mental tendréis primero que aceptarla para luego poder ponerla en marcha.
Así que… Cuando tengáis un pensamiento negativo como “la parte posterior de mis brazos está flácida”, tomaros unos momentos para apreciar verbalmente esta parte del cuerpo y su función. Por ejemplo, agradeced a vuestros brazos el gran trabajo que hacen cuando levantan pesos, escriben o abrazan.


Tomaros ya unas vacaciones (ojalá fueran para siempre) de las críticas corporales.
 

Amy E