sábado, 30 de abril de 2016

Somos princesas sexuales


 
 
 
 
 
 
 
Ahí va mi primera entrada del blog... Espero que os guste ;)

¿Sabíais que nuestra sexualidad surge de nuestra historia sexual personal? Nuestro ser sexual está conformado por las situaciones y experiencias que nos parecían sexys mientras crecíamos. Aparte, evidentemente, de las actitudes vividas siendo niños/as por parte de la familia, sus modelos de relación sensual y sexual, las actitudes culturales, sociales, etc.

Mi propósito en esta primera entrada es sólo darnos cuenta quién somos sexualmente hablando, por qué nos gusta lo que nos gusta y qué nueva transformación deseamos para nuestra identidad sexual (la mejor manera para renovarnos un poquito si estuviéramos estancados, tanto en una relación sexual solitaria como en pareja).

 Una pregunta… Si ahora pudierais diseñar una situación erótica perfecta… ¿Cuál sería?

No limitéis vuestra imaginación. Vuestra vida de fantasía no tiene por qué tener relación alguna con vuestra vida actual (o sí).
Podemos encontrar las fantasías anticipatorias: el afrodisíaco mental más común, son los rituales imaginarios durante el tiempo de espera para encontraros con vuestra pareja, lío y éste actúa como excitante que os predispone a la acción sexual (te prepara física y mentalmente vaya).
Como también hay las fantasías exploratorias (entre otras): aquellas que en el caso de tener pareja no sabemos si serían aceptadas por ésta por su progresión o transgresión de las prácticas habituales. Pero en la imaginación somos libres y fantasear es una magnífica herramienta para aumentar el deseo y así disfrutar más de la relación sexual propia o compartida.

Por último… Para mí conocerse en este terreno también significa aceptarse de la misma manera que para desarrollar una habilidad física o mental tendréis primero que aceptarla para luego poder ponerla en marcha.
Así que… Cuando tengáis un pensamiento negativo como “la parte posterior de mis brazos está flácida”, tomaros unos momentos para apreciar verbalmente esta parte del cuerpo y su función. Por ejemplo, agradeced a vuestros brazos el gran trabajo que hacen cuando levantan pesos, escriben o abrazan.


Tomaros ya unas vacaciones (ojalá fueran para siempre) de las críticas corporales.
 

Amy E